viernes, 25 de febrero de 2011

Nostalgia de infancia



Tenía trece años cuando lo descubrí. Estaba en la estantería repleta de libros en casa de mi abuela. Llamó mi atención la cubierta ajada. El libro tenía más años de los que yo podía contar. El título predominaba en una letra antigua en cursiva: Papaíto Piernas Largas. Dos actores famosos completaban la portada en blanco y negro, llamando poderosamente mi atención.


Lo empecé esa misma noche. La historia, obra de Jean Webster, narra la vida de Jesusa Abbott, una joven huérfana con sueños e ilusiones, risueña pese a sus circunstancias. Un día de lluvia, alguien cambia su vida: El caballero financia actividades del hospicio; y ha decidido otorgarle una beca de estudios a Jesusa, con dos condiciones: la primera, mantenerse en el anonimato; la segunda, que ella envíe una carta mensual a su benefactor, poniéndole al corriente de sus progresos.


Aceptando dichas condiciones, Jesusa ingresa en un prestigioso colegio de señoritas. En él se vuelca en el estudio, sus nuevas amigas y, por encima de todo, en cultivar su verdadera ambición: lograr ser escritora.


Tal vez por eso la novela atrajo mi interés, dado que compartía el sueño de la protagonista. A través de sus cartas, divertidas, frescas y optimistas, Jesusa describe con sencillez a su tutor (al que apoda en su correspondencia Papaíto Piernas Largas, debido a su sombra alargada, lo único que sabe de él) la vida en la escuela y su evolución personal e intelectual.


Conforma la novela avanza, el lenguaje fresco y sincero de la protagonista te cautiva. Te ríes y diviertes a partes iguales, con una historia que aguarda un bonito y sorprendente final.


Hoy estoy nostálgica; por eso, dedico este post a Berta y a todas esas novelas que nos han acompañado a lo largo del camino hacia la madurez,siendo tan importantes como estas últimas. No somos sólo lo que leemos; también lo que hemos leído.


Que paséis un buen fin de semana.



Baker Street.

1 comentario:

  1. Todo un honor, Esther. Gracias.

    Cuánta razón tienes. Además, de repente me apetece hojear este libro.

    ResponderEliminar