lunes, 28 de febrero de 2011

Chesil Beach



Edward y Florence se alojan en un acogedor hotel cercano a Chesil Beach. Tras esa imagen de quietud, los recién casados se hallan inmersos en sus pensamientos, que comparten un tema similar: tras terminar la cena, subirán al dormitorio, y darán comienzo a la noche de bodas.


Ambos pertenecen a una sociedad enfrentada a una dicotomía moral y de comportamiento: el puritanismo heredado frente a la revolución sexual que se abre paso en Inglaterra. Ambos son vírgenes e inexpertos. No se trata de una elección personal, sino de un comportamiento basado en una pauta social sin mayor trascendencia que hacer lo que se considera correcto.


Sus confusiones, miedos y recelos se manifiestan en sus elucubraciones: Edward, deseoso de experimentar el placer del sexo; Florence, aterrada ante la intimidad física por motivos que no ha confesado a su marido.


Los dos son jóvenes que apenas alcanzan los veinte años de edad. Conforme se avanza en la lectura, se descubre la inmadurez emocional de ambos y por encima de todo, su profundo desconocimiento acerca del otro: su matrimonio se basa en una ilusión, una fantasía o la simple atracción física, quedándose en detalles meramente superficiales.


Son personajes atormentados, con abismos emocionales y grietas casi imposibles de reparar, especialmente en referencia a Florence. Secretos y mentiras enturbian ese matrimonio, donde cada uno busca en el otro cualidades que no posee, y hacen un uso formal del mismo, vaciándolo de significado emocional. Les otorga legitimidad para practicar sexo, y eso sumado a otros infundados atractivos les lleva a dar el paso al compromiso.


La superficialidad de Edward y el hermetismo emocional de Florence bañan la historia de principio a fin.


De forma estremecedora, Ian McEwan se adentra en los recovecos de la condición humana con esta novela. Al igual que en Atonement, el lector no puede esperar de Chesil Beach un final feliz; pero sí una trama emocional, consistente y muy bien hilvanada, que le hará pasar las páginas.
Chesil Beach te hará temblar. Particularmente, me dejó un peso en el corazón que no he podido olvidar.

Baker Street.

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