martes, 11 de enero de 2011

Sunset Park


  El año empezó con J.D.Salinger. Y continuó con Paul Auster. No me quejo. Pocas formas mejores se me ocurren de estrenar calendario que visitando a viejos amigos. 
  Comentábamos en una de las reuniones -en la de diciembre, si mal no recuerdo- que leer a Auster es como estar en casa. Reconforta. Presenta la vida tal y como es, dura, compleja, con un millón de caminos diversos que no dejan de entrecruzarse. Entre sus palabras, asoman atisbos de esperanza a los que el lector se aferra por pequeños que éstos sean, sin saber qué les deparará la siguiente página.
  En su última novela, Sunset Park, el autor nos presenta una vida, la del protagonista, a través de muchas otras. Un tablero de personas a las que sus decisiones harán confluir en un mismo punto: la casa abandonada de Sunset Park. 
  Un hijo que, confundido por los fantasmas del pasado, se escapa de casa; el marco de una ciudad inconmensurable; esfuerzos por encontrar un futuro que se desdibuja en el pasado. Un relato para leer a sorbos cortos, pero sin cerrar el libro.

Baker Street.

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